La escultura del Renacimiento se basó en la tradición de la antigüedad, especialmente en el período helénico y es predominante reliosa. La escultura renacentista nació en Florencia y manifestó tendencia profana. Una de sus manifestaciones más originales es la escultura en madera policromada. Son numerosos los retablos con escenas de la pasión de Cristo y los temas dedicados a la Virgen María. Es frecuente el comercio e importación de obras de arte, especialmente piezas escultóricas de mármol, traídas de Italia. Además de Italia y de Flandes vienen artistas a distintas ciudades andaluzas para realizar encargos reales o eclesiásticos. Al mismo tiempo que los artistas peninsulares van a formarse y a trabajar en países europeos, sobre todo a Italia.La escultura del Renacimiento se caracteriza por las representaciones del cuerpo humano con un tratamiento perfecto de la anatomía, se plasma el movimiento, intentando conseguir el equilibrio y la perfección. Las características más destacadas de la escultura renacentista en Andalucía son la vuelta a las formas clásicas, el predominio del retrato y de los temas mitológicos, alegóricos y religiosos, el estudio del desnudo y de la anatomía y el uso de materiales como el mármol, el bronce o la madera. Cabe destacar los italianos Domenico Fancelli o Pietro Torrigiano en las ciudades de Sevilla y Granada y la marcha de Pedro y alonso Berruguete hacia Italia. Obras significativas de la escultura renacentista andaluza son el Sepulcro de los Reyes Católicos de la Capilla Real de Granada y el Sepulcro del Cardenal Diego Hurtado de Mendoza en la catedral de Sevilla, ambas obras realizadas por Domenico Fancelli. De Pietro Torrigiano cabe destacar el San Jerónimo penitente del Museo de Bellas Artes de Sevilla y a Alonso Berruguete se debe la transfiguración de Cristo de la Capilla de El Salvador de Úbeda (Jaén). Además hubo un gran número de talleres locales en las ciudades andaluzas que atendían la demanda de obras de arte. Cabe destacar la figura de Bartolomé Ordóñez autor del sepulcro de Felipe el Hermoso y Juana la Loca en la capilla Real de Granada.
RETABLO DE LA TRANSFIGURACIÓN DE CRISTO DE LA CAPILLA DE EL SALVADOR DE ÚBEDA (JAÉN) |
En la pintura de este período, la influencia de los grandes maestros italianos a los promotores del Manierismo son la base artística de las principales pinturas españolas de la segunda mitad del siglo XVI. El gran avance de la pintura renacentista se produjo con el florecimiento de la pintura flamenca y el descubrimiento de la técnica del óleo. El Renacimiento supuso el análisis en la representación de la naturaleza. Las características de la pintura renacentista son la búsqueda de la perspectiva, la pervivencia de los temas religiosos, pero, por influencia clásica, se impulsaron también los mitológicos y alegóricos, las técnicas que se usan son el fresco, el temple y el óleo, la composición centra el tema y distribuye los elementos técnicos como el color, las formas y el volumen. Como soportes de las obras se utilizan techos, paredes, tablas y lienzos. Como ejemplos de esta pintura es la colección de Tablas flamencas de Isabel la Católica, conservadas en la Capilla Real de Granada. La pintura andaluza del período se caracteriza además por su eclecticismo y por la ausencia de una escuela propia. Cabe destacar los nombres de Alejo Fernández, Luis de Vargas con
su obra la Alegoría de la Inmaculada de la Catedral de Sevilla y Pedro de Campaña con su obra El Descendimiento, también en la Catedral de Sevilla.
ALEGORÍA DE LA INMACULADA, CATEDRAL DE SEVILLA |
EL DESCENDIMIENTO, CATEDRAL DE SEVILLA |
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